Es sabido que el clima es un factor fundamental en el viñedo, ya que regula los procesos del ciclo de la vid y su desarrollo vegetativo, así como el crecimiento y el desarrollo de los frutos.
Del clima influyen, sobre todo, tres elementos:
- La temperatura: el calor es necesario para el desarrollo y la maduración, la cual exige una temperatura y una insolación suficientes al final del verano.
- La insolación: está determinada en su intensidad por la latitud del viñedo, que precisa, generalmente, entre 1500 y 1600 horas anuales de sol.
- Las precipitaciones: la importancia de las lluvias es un factor esencial para un fruto óptimo, aunque el viñedo también se adapta perfectamente a la sequía, pues las lluvias invernales forman una reserva que, las plantas, suelen utilizar en los meses posteriores.
Sin embargo, el clima también puede ser adverso a la agricultura, sobre todo a través de heladas, vientos, nieves o granizos
Los accidentes climáticos como heladas, granizos o el viento huracanado, pueden causar daños muy graves a la acción vitivinícola. En el caso de las heladas otoñales, si la temperatura baja a -2 o -3 grados centígrados., las hojas se desecan parcialmente, aunque los racimos permanecen intactos.
Cuando la temperatura disminuye más de -6 º C, no sólo se produce el secado de las hojas, sino que, en caso de que las uvas estén ya maduras, se produce la pérdida de agua por alteración de las membranas, alimentando la concentración de azúcares, lo que provoca que la uva sólo pueda utilizarse para vinos licorosos. Si, por el contrario, las uvas no están al cien por cien maduras, sino que lo están forma incompleta al momento de la helada, se produce un color tinte rojizo en éstas alterándose el sabor de los vinos elaborados.
Ante las heladas de invierno, la resistencia de las cepas a las bajas temperaturas (entre -15 y -20 grados centígrados) depende de distintos factores: las cepas, la etapa de crecimiento en que se encuentre la planta en el momento de producirse la helada, y las condiciones que acompañan a la helada: con o sin nieve. Los daños que se producen pueden situarse en los brotes, los sarmientos y el tronco de la planta. Por último, las heladas de primavera son, en general, producidas por vientos polares que producen un descenso brusco de la temperatura.
En el caso de los granizos, los daños más comunes son rotura de hojas y caída de flores o pequeñas bayas. También en algunos casos pueden producirse heridas en los sarmientos, principalmente cuando las piedras son relativamente grandes. Como prevención pueden realizarse mallas antigranizo, siempre y cuando el costo de estas se vea justificado por la calidad de la cepa y la frecuencia de este fenómeno en la zona. Las heridas del sarmiento deben, además, tratarse con frecuencia para evitar la entrada de hongos.
Finalmente, la acción directa de los vientos produce rotura de ramas, despegamiento de sarmientos en la base y caídas de las hojas. Además, el viento contribuye a la diseminación de enfermedades y plagas. Para aquellos cultivos más sensibles, una forma de prevenir esos daños es disponer espalderas en la misma dirección de los vientos predominantes. También se utilizan en la mayoría de los casos cortinas rompevientos.
Métodos de lucha contra las heladas
Existen dos métodos para combatir las heladas, una es la prevención y otra la lucha activa:
Prevención
- Elegir cepajes con desborre tardío para parcelas expuestas.
- Podas tardías, lo que contribuirá a demorar el desborre.
- No instalar viñas en terrenos muy expuestos a heladas.
Lucha activa
- Reducir el enfriamiento del aire: se recalienta el aire directamente quemando combustible, empleándose calentadores. Cabe aclarar que es conveniente emplear gran cantidad de estufas pequeñas y bien repartidas en la plantación antes que pocas estufas grandes, ya que estas provocan la formación de una columna de aire caliente que se escapa hacia las capas altas de la atmósfera.
- Mantener los órganos de la planta a una temperatura superior a la de los daños: se hace por medio de barreras de plástico o humo que homogenizan las capas, minimizando la disminución de la temperatura a nivel de las plantas. También, para limitar el enfriamiento del vegetal se realizan riegos por aspersión, lo que mantiene las hojas y yemas cubiertas de hielo, permaneciendo éstas a 0 grados centígrados.
Puedes aprender más sobre el mundo vitivinícola y clima en el artículo La excepción climática de Fermoselle por Fernando Colino y en el resto de nuestro Blog, así como en entrevistas como Entrevista ITACYL: Enrique Barajas y Alberto Martín, enólogos e investigadores del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León