El vino y los seres humanos hemos estado ligados toda nuestra historia. Además de ser una bebida que permitía calentar el cuerpo, nutrirse y poder paliar la sed sin amenaza parasitaria, se ha utilizado como néctar y alivio de los males humanos por lo que se convierte en la bebida humana e histórica por excelencia, por lo que tiene un lugar clave en la mayoría de mitologías históricas.

Pensemos en dioses del vino. Sin duda el Baco romano sería el más famoso, pero éste proviene de su original dios griego Dioniso que vestía con pámpanas de viña y pieles de zorro. En Egipto la diosa del vino es Hathor. La mitología cristiana también unió el vino a la historia, siendo Noé el primer humano en planta runa viña tras el diluvio. En la creación y evolución del vino historia, mitología y leyenda se mezclan otorgando a este néctar un carácter divino y místico que ha llegado hasta nuestros días. Hagamos un viaje en el tiempo.

Persia

Cuenta una leyenda persa que en el año 4.000 antes de Cristo, un ave dejó caer unas semillas a los pies del rey y semi-dios Djemchid, siendo plantadas en los jardines reales de Persia. De esas semillas surgieron cepas, que más tarde dieron uvas, que fueron vendimiadas y guardadas en el depósito real donde, debido a la fermentación natural, se transformaron en vino. Cuando Djemchid probó la bebida, le pareció demasiado amarga, lo que unido al olor del carbónico en el depósito, creó la fama de que ese jugo era veneno.

Cuando una de las esposas del rey intentaba suicidarse bebió de este tosco y morado jugo de uvas. Pero la sorpresa de la Corte fue exacerbada, cuando fue encontrada bailando y cantando felizmente convirtiéndose así en la primera persona en embriagarse con vino. El rey llamó a esa bebida con el nombre de Darou é Shah, que significa «el remedio del Rey». De la deformación de esa palabra deriva el nombre de Shiraz, o Syrah, una cepa proveniente de la antigua región de Persia, donde nació el vino.

De este modo, al beber el zumo que había sido obtenido de la fermentación de la uva todo quedó perfectamente aclarado. La esposa del rey se queda dormida después de haberse embriagado y al despertar se sintió más aliviada y ve que la tensión ha desaparecido. Luego siguió tomando esta bebida, convirtiéndola en su fuente de alivio tras tanto estrés sufrido.

vino persia

Gentes persas con copas y cuencos

Además de la historia mitológica existen teorías científicas que ubican el descubrimiento del vino en Mesopotamia. Los persas no solo usaban el vino como medicina, sino que también lo ofrecían a los dioses y pagaban los salarios de los trabajadores. Además, según cuenta Herodoto, «después de estar bien bebidos, suelen deliberar acerca de los negocios de mayor importancia» y también que acostumbran «a examinar cuando han bebido bien, aquello sobre lo que han deliberado en estado de sobriedad». También fueron los primeros en el difícil arte del coupage o mezcla de vinos.

Egipto

Hathor es una de las diosas más importantes en Egipto, ya que era considerada “madre de Faraón”. Hermana de Ra, el dios Sol, es conocida por ser la ‘madre divina que renueva todo lo existente’. Pero también es considerada como diosa de la alegría, la embriaguez, la música, el baile y el vino.

Vino

Hathor

El dios Osiris fue, según la mitología egipcia, quien le enseñó a la humanidad el cultivo de la vid, cómo cosecharla y cómo guardar el vino resultante de su jugo. La diosa de la agricultura, Isis, esposa de Osiris, se ocupaba de proteger y cuidar el proceso de vinificación en las primitivas bodegas.

Pero es Hathor quien se convierte en la principal deidad vitivinícola, ya que, su esposo Horus, hijo de Isis y Osiris, le invitó a beber un vino licoroso de color sangre que la hizo caer en un profundo sueño. Así, la humanidad se libró del furor de la diosa y los hombres sobrevivieron, pero la danza, la música, la embriaguez y el vino quedaron bajo su control y poder.

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Osiris e Isis, con su hijo Horus

Grecia

En la mitología griega, el dios del vino era Dioniso, hijo de Zeus, padre de los dioses y humanos, y de Sémele una mortal hija del rey de Tebas.  Es el dios de las fiestas, el teatro, la danza, el éxtasis, los excesos y el vino. A pesar de que representa el caos y el desorden también fue él el que enseñó a los mortales a cultivar la vid y fabricar vino.

Dice la leyenda que al morir Ampelo, amor de Dioniso, de su cuerpo brotó una rama de vid. Dioniso apretó con las manos un racimo de uvas y brotó de él un zumo dulce que producía embriaguez: el vino había nacido. Hoy en día la ampelografía es la ciencia que estudia las variedades de vid y sus características.

Una de sus peculiaridades es que siempre se le representa portando una copa de vino.

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Dioniso

Roma

Quizá Baco sea el Dios del vino más conocido. Baco es hijo de Júpiter y Sémele, por lo que comparte padre y madre con Dioniso comparten madre. No es lo único en lo que coinciden, para los romanos Baco es el irreverente dios del vino, de la fiesta y del jolgorio. Era tal su fama que se comenta que las fiestas en su honor eran conocidas como bacanales. Cuenta la leyenda que en su niñez fue instruido en el arte del cultivo de viñedos por Sileno, dios menor que destacaba por sus excesos con el alcohol.

Según la mitología romana fue él quien transmitió sus conocimientos a los humanos sobre como plantar vides y hacer vino. Hay una historia que cuenta como en mitad de un viaje, Baco notó que a sus pies había una pequeña planta, que desterró y se llevó. Tomó un hueso hueco de un ave y puso en su interior el tallo, pero éste pronto creció y sus raíces quedaron al descubierto. Luego divisó un hueso hueco de un león, y colocó allí la planta. Pero sucedió lo mismo, a causa de la fertilidad que Baco le transmitía. Entonces encontró un hueso de asno, y finalmente ahí la trasladó hasta el regreso a su morada. Esa planta era una vid.

Cuando Baco le enseñó a los hombres el arte de la viticultura, recordó los tres huesos para explicarles que si bebían moderadamente se pondrían alegres, cantarían, y disfrutarían de la vida como pájaros. Si seguían bebiendo más de la cuenta, se transformarían en leones y comenzarían los problemas. Si consumían aún más vino, se convertirían en asnos, cometiendo toda clase de insensateces y siendo el hazme reír de otras personas.

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Baco

El vino en la Biblia

Avanzamos en el tiempo y llegamos a la Biblia y, más en concreto, al relato de Noé y el diluvio universal, en el Antiguo Testamento. Noé bajó de su barca y plantó una viña con cuyos frutos hizo vino, del que bebió llegando incluso a emborracharse. Pero, sobre todo, es en el Nuevo Testamento donde el vino tomar un carácter crucial al relacionarse con “la sangre de Cristo” y ser utilizado en La Última Cena. El Cáliz es el símbolo cristiano de la resurrección y se utiliza en todas las misas cristianas.

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Noé y las viñas

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La última cena