Esta entrada del blog la dedicaremos a tratar uno de los temas más interesantes de Fermoselle y su cultura: los coros y danzas. Desde Fermoselle Villa del Vino queremos sumergiros en el indispensable mundo de la tradición y el folklore. Momentos únicos que guardan la historia y la identidad de uno de los pueblos más singulares de España.
Según escribía El Correo de Zamora, en la década de 1980, los coros y danzas “han sabido conjugar la elegancia de los atavíos, todos diferentes, pero todos en la misma línea de auténtico tipismo sayagués, espléndida conjunción en los danzantes que han conservado esa gracia ancestral especialísima imposible de copiar y que únicamente puede transmitirse por herencia de generación en generación”.
Y es que los coros y danzas fermosellanos se componen de algunos elementos únicos. Están formados por danzantes de ambos géneros, seis parejas de baile, un hombre y dos mujeres que portan y acompañan el ramo, comparsas procesionarias, el tamborilero y el tocador de castañuelas.
La indumentaria de los coros y danzas en Fermoselle
La indumentaria es distinta según mujeres y hombres. Las mujeres visten con medias de botones blancos, manteo sayagués, corpiño, escarpiña, pañuelo y manta sayaguesa, que luce hilos de oro con encomienda y collares. Los hombres, por su parte, visten con calzón de paño tosco, chaqueta, camisa de lino bordado y chaleco.
Debido al paso del tiempo, el número de trajes originales conservados desciende, lo que hace necesario que, en ocasiones, los coros y danzas se vistan con otros trajes de pueblos próximos de la comarca y de tierras salmantinas (el típico traje charro), pero de igual valor por antigüedad y estilo.
La tradición de las coros y danzas en Fermoselle
En los grupos prima el aire colectivo y de unión, pero, aun así, no podemos dejar de dedicar unas palabras al hacer del tamborilero. Éste se convierte en la pieza clave de la interpretación musical, puesto que toca, al mismo tiempo, la flauta y el tamboril, creando piezas únicas como “el charro”, “el ramo” o “la coronela”.
“El Charro”, muy típico de la zona sayaguesa, se baila en las fiestas patronales y en las bodas. En éstas últimas se hacía un pan, llamado maimón, en cuyo alrededor se danzaba o se “bailaba la rosca”. El instrumento más importante de este baile es el tamboril, pero también puede unirse la flauta o el fole. El traje es similar al atuendo del charro salmantino.
“El ramo”, por su parte, es propio de Torregamones y Pinilla de Fermoselle. Se baila conmemorando la ofrenda del ramo a la Virgen. Se coloca, en la Plaza Mayor, a la Virgen en sus andas y acompañada de dos jóvenes con velas, las autoridades eclesiásticas en un lado y los vecinos en otro, dejando el centro de la plaza libre, donde emergen los coros y danzas al compás del tamboril y la flauta.
El baile lo llevan a cabo seis parejas en torno a un ramo de dulces y golosinas, con un vellón de lana blanca. Hay algunos pasos del charro, y se va haciendo la ofrenda floral al mismo tiempo que ellos bailan, en dos filas.
“La Coronela” es el himno no oficial del pueblo. Es considerada como la típica música taurina fermosellana y se cree que su letra y melodía provienen del siglo XVI, cuando comenzó a tener corridas de toros. Dice así:
“A las cinco se encierran los toros
vida mía no vas a llegar
coronela, pulida, salada
banderillas de fuego, estocar.
Ya está el torito en la plaza
y el torero en la barrera
los picadores a un lado
diciendo de esta manera.
Ven aquí, torito,
ven aquí, galán,
que yo soy la torera
que te ha de matar.”
También conocemos algunos datos históricos. Por ejemplo, el primer director, organizador y maestro de los coros y danzas fermosellanos fue Jerónimo Fernández Lozano, que una vez retirado, cedió sus deberes a América López Centeno. Ambos fueron profesionales que con su dedicación, entrega y reconocimiento apoyaron y consolidaron el desarrollo de los grupos folklóricos.
A lo largo de los años, los coros y danzas han conseguido diversos premios y ganado varios concursos. De hecho, participaron en cuatro certámenes nacionales y se clasificaron en uno de ellos, por lo que participaron en el Festival del Teatro María Guerrero en Madrid, actuando durante nueve días y consiguiendo que el NO-DO les dedicase un documental.
En 1946 obtuvieron el Primer Premio en el Concurso de Zamora, galardón que también ganaron en 1964, 1965 y 1972. Así nos lo contaba el periódico local: “Sí, queridos lectores, nuestros representantes bailaron a las mil maravillas, muy conjuntados, tranquilos, sin nervios, sonrientes, seguros en sus desplazamientos y en los airosos y elegantes pasos, lo que les valió, otra vez más, que se alzaran con un valioso triunfo”.
Pero, más allá de lo suscrito, los galardones premian el esfuerzo, las horas de ensayo y aprendizaje, las pruebas y repeticiones.
Si quieres vivir nuestra historia desde dentro, no dudes en visitarnos; Fermoselle te espera lleno de bailes, coros, danzas y gozos, con alegría y esperanza. Ven a refugiarte en su ruta de las bodegas y a dejarte llevar por la cultura de la capital de Arribes.